La cogida y la muerte
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco
en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la
tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo
demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se
llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y
níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las
cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la
tarde.
Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.
Las
campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas
grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡ Y el toro solo corazón
arriba !
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue
llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a
las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de
la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la
tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la
tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El
toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba
de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a
las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco
de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y
el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la
tarde.
¡ Ay qué terribles cinco de la tarde !
¡ Eran las cinco en todos
los relojes !
¡ Eran las cinco en sombra de la tarde !
Federico Garcia Lorca
[A poesia sempre esteve muito presente neste blogue pela simples razão do meu gosto por ela. Ainda mais a partir de outubro de 2001, após a morte de minha mãe, quando retomei eu próprio o exercício da escrita intencional de poesia e, ao mesmo tempo, da leitura da obra de poetas que conhecia menos bem. É o caso de Lorca. Este post é de março de 2004. ]
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